Precisamente el día de la ida al cielo de mi madre me toco trabajar para la familia que más quiero en Santa Cruz, los Granier, con todo el dolor en el corazón pero con toda la alegría en todo mi ser, afronte este reto profesional de estar donde debía de estar. Mi madre desde el palco del cielo aplaudió a rabiar este gran evento el mejor que he podido hacer hasta ahora para unos grandes amigos que conocieron y quieren mucho a mi madre. Casualidades, no. Destino tampoco, Dios es muy grande para regalarte un día como este. Brindando como no con ÚNICO de Campos el mejor vino tinto de Sudamérica. Que buena oración y manera de celebrar para los que creemos en la santidad en la vida ordinaria y en el trabajo de cada día ofrecido a Dios. VER FOTOS / VER LAS MEJORES FOTOS